Uno de los hábitos que se han hecho de moda en estos últimos años es bañarse/ducharse en agua fría. Mucha gente ha hecho especulaciones de: "Ayudan a despertarte y sudar menos" o "Solo sirve para relajar los músculos". Pero según la investigación del Dr. K.P. Buteyko, médico y autor del legendario Método de Respiración Buteyk (aprobado por el Ministerio de Salud de Rusia para el tratamiento del asma y enfermedad cardíaca) nos cuenta que mejora la capacidad del aprendizaje respiratorio y aumenta la oxigenación corporal, ayudándonos a aumentar el ritmo de latidos del corazón que se traduce en una mayor acción de los músculos respiratorios y un envío más rápido y eficiente de sangre a nuestros órganos.
El doctor Chris van Tulleken, presentador de un programa de la cadena "BBC News" junto a su hermano el doctor Xand' van Tulleken afirmaron a parte de el estudio anterior también añade y argumenta que nos ayudan porque las duchas regulares de agua fría disminuyen la pérdida de calor dando lugar a una bajada de la temperatura corporal. Debido a esto, este incremento de la tasa metabólica genera una activación de la grasa parda para compensar la diferencia térmica y poder restablecer la temperatura corporal a través de las mitocóndrias y sin necesidad de actividad física.
Estas duchas se recomiendan hacer entre unos 12 y 20 grados, ya que son temperaturas que el cuerpo puedan adquirir y las podamos hacer en progresión. A parte de la temperatura también es recomendable que se hagan por la mañana, después de ejercicio físico por la mañana o por el mediodía... Pero no es muy recomendable que se hagan por la tarde/noche, ya que a estas últimas horas del día, lo que queremos es relajar el cuerpo y que los músculos recuperen fuerza y energía. Siempre es mejor acabar el día con una ducha de agua tibia en la primavera y otoño, y caliente en invierno. Ya que en verano es bueno refrescarse debido a las altas temperaturas.